viernes, 5 de febrero de 2010

Compañeros en lo más díficil

Hoy me preguntaban los amigos si había vuelto a escribir. En realidad, pienso mucho y escribo poco,aunque la mayoría de vosotros podríais pensar que es más bien al revés. Esta semana ha sido también muy especial,emotiva y agridulce.

¿De qué os estoy hablando?
El otro día acompañamos a Jose Manuel y a Silvia a hacer un doloroso trámite. El día 17 hará ya un año que están viviendo lejos de toda la luz que les dió el pequeño David,y sus cenizas reposaban todavía con ellos. Las cenizas,que tenemos en casa también María y yo, que nos resistimos a enterrar,porque no somos tan fuertes como os creeis,porque nuestro lado más rebelde y egoista no nos deja cumplir ese ultimo adios.

Pablo y David no son sus cenizas,pero todo lo referente a ellos es tán sagrado para nosotros que no queremos perder ní un microgramo de cualquier cosa que nos haga recordarlos. Les decía a mis amigos, que me niego a usar el termino "pasar página",porque las grandes cosas de la vida no caducan. No puedo pasar página de la más grande historia de amor de mi vida, porque mi amor por Pablo no ha terminado, y por eso me rebelo ante ese termino.

Pero no son las palabras,lo que más nos puede herir. Hay días en los que uno está menos mal,y otros en los que está peor, y somos vulnerables ante los recuerdos más dolorosos. Si bien Pablo y David son lo mejor de la vida, sus cenizas no lo son. Las cenizas no son en si buenas o malas. Lo es su potencial de dañar unas almas de padres destrozados por la perdida. Jose Manuel, ese espejo mio es un tipo fuerte,luchador,rebelde,orgulloso... pero no es Dios. Es un ser sensible,y vulnerable,y que arrastra un dolor tan horrible que solo el mismo Dios puede entender. Cuando veo sus ojos, veo la misma angustia y desolación que ahoga mi corazón. Solamente él sabe cuanto y cuan profundo duele, aunque no lo confesará nunca.

Y sin embargo...como otras veces antes, ahora no hay mejor elección. Hay que seguir adelante por la hija que viene en camino, y no,no hay que pasar página,en su concepto negativo. Una persona a la que quiero mucho me dijo que la capacidad de amar no se agota,más bien al contrario,aumenta cuanto más se ama. Por eso mismo, Jose Manuel llevará al descanso final esas cenizas, y yo también lo haré, y nunca olvidaremos, pero nos esforzaremos en preservar todas las cosas buenas que eramos y que nos hicieron mejores, pues las necesitan ahora nuestras hijas, y nosotros, también las necesitamos.

Pablo y David siempre tendrán su sitio en nuestro corazón. No se olvidará ni un solo segundo de todo lo vivido, y por eso mismo, no perderemos la capacidad de reir,de amar, de enseñar,de proteger, y de dar la vida, y ser vida, aún cuando eso sea díficil. Llegó la hora, Jose, de ir dando su lugar a los que vienen, y se merecen lo mismo que los que marcharon.

Y lo tendrán.
Y allá donde esten, Pablo y David seguirán orgullosos y enseñarán a los otros ángeles a los primeros ángeles que conocieron, a su papá y su mamá.

1 comentario:

Jose Manuel Martín dijo...

Gracias por haber venido y acompañarnos, muchas veces pequeños gestos son el mayor apoyo ;)